Parábola: La moneda perdida

Parábola: La moneda perdida


Así es como Jesús seguía hablando en parábolas, algo que a los judíos les costaba entender, tanto así que ni siquiera los mismos discípulos del Maestro entendían, y en algún momento le increparon del por qué les hablaban en parábolas.

Esta parábola viene a secundar a la parábola anterior (de la oveja perdida) y permitía al Hijo de Dios hablarles a sus discípulos y a aquellos que no lo eran; en este caso a los fariseos y escribas que le habían increpado porque Jesús permitía que los pecadores y publicanos se le acercaran a escucha su palabra, y compartía con ellos.

¿Qué dice esta parábola?


Pero mira lo que dice el texto en sí, en Lucas 15:8-10.

Aquí se relata la historia de una mujer que pierde una moneda de 10 que posee. Y al perderla la mujer va a poner todo de sí; si es de noche, buscara encender una lámpara, no importando el gastar el aceite, con tal de conseguir la moneda, pero lo hace con bastante cuidado.

Cuando la mujer encuentra esta valiosa moneda entonces se hace eco con sus amigas y vecinas y comparte su alegría y su gozo por haberla encontrado.

Y termina diciendo Jesús en esa historia (parábola), que en el cielo, con los ángeles que están allá delante del Padre, hay un gran gozo cuando algún hombre que ha  transgredido, que ha pecado, llega y se arrepiente de lo que ha hecho. 

¿Por qué Jesús les hablaba en parábolas?


Fíjate que Jesús, luego de haberles hablado por parábola que se refería a una oveja perdida, ahora les habla de una moneda perdida. Jesús conocía el corazón de los fariseos y escribas, pese a que Dios les había dado el decálogo de Moisés (los 10 mandamientos y las otras 603 normas o leyes), ellos no cumplían el primero.

“Amaras Dios con toda tu alma, con todo tu ser, con todo tu corazón”

Pero ellos (los judíos) no lo hacían, porque amaban mas al dinero y a los animales que tenían como sustento que al mismo Dios. De aquí a que Jesús usa 2 parábolas, en las cuales utiliza los 2 elementos que ellos tomaban más en cuenta.

De esta manera, Jesús comparaba lo que ellos podían hacer por una simple moneda y con una de sus ovejas. Les estaba diciendo que si ellos amaban tanto al dinero como lo mostraba la viuda, y hacen todo lo posible por ubicarlo y cuando lo consiguen hacen una fiesta. Así de esa misma manera hacia Dios con un alma que se arrepentía.

Jesús aquí les estaba mostrando como era el gozo de Dios cuando un alma (que podía ser israelita, judío, gentil, árabe, etc.) se arrepentía de sus pecados, lo que hacía que volviera a ser lo que en algún momento fue Adán. 

Pero bajo la Ley esto no se podía cumplir, Dios les había dejado la letra para que cada año ellos cumpliesen el sacrificio de un cordero (el día de la expiación), o de  un macho cabrío; que luego del sacrificio que hacia el sacerdote la sangre de del toro era rociada sobre la cubierta de Arca para la expiación (pago de pecados).

Aquí  Jesús ya les estaba mostraba con la parábola que no había un sacrificio de parte de ese que era pecador, no tenía que pagar nada. Solo con que el dueño de la moneda la buscara, la consiguiera y la volviera a tener era suficiente.

Así apoyaba a la parábola anterior, en la que solamente con que el pastor fuera y consiguiera a esa oveja que estaba perdida y la regresara al rebaño (cargada sobre sus hombros), ya era motivo de júbilo, gozo, de hacer una fiesta con sus vecinos y amigos

Jesús le toco a lo que los judíos le tenían más aprecio, pero ellos no entendían que les recriminaba. Pues los judíos ya no tenían a Dios como primera opción, sino que el dinero, las riquezas, los animales, muchas cosas materiales se habían convertido en prioridad antes que Dios.

Pero los judíos tenían el corazón tan cegado, tan duro, que nunca pudieron entender al Mesías. Y no le iban a entender, es que Jesús les dijo por qué les hablaba en parábolas, pues no veían y estaban viendo, no oían y estaban oyendo y por supuesto no entendían, lo puedes ver en el evangelio de Mateo 13:13.

Jesús vino a perdonar, salvar y no a matar.


Jesús anteriormente les había demostrado quién era Él, quién lo había enviado (Dios), de quien era Hijo (de Dios), pero Israel no esperaba a un Rey que viniera a perdonar pecados (mucho menos a los que no eran del pueblo de Israel), que viniera a hablarles del perdón, a un Rey que viniera a hablarles de Amor.

Israel siempre esperó a un Rey con espada, en un caballo (y no en un pollino, como entró Jesús triunfante a Jerusalén). Un Rey que viniera a cumplir la misión que ellos nunca pudieron hacer; un Rey que viniera a quitarles del yugo romano.

Jesús les mostró todas las señales (milagros), que ya ellos sabían por las antiguas escrituras. El poder que mostró El Señor al convertir agua en vino, sanar enfermos, resucitar muertos, etc., y con todo y eso los judíos no entendían que Él era el Hijo del Dios altísimo.

El cambio de Jesús a la Ley.


Así que Jesús luego que los israelitas no lo reconocieran como el Hijo de Dios, pese a todos estos prodigios y milagros que había hecho, entonces ya cambia el propósito para lo que él había venido.

Jesús había venido a instaurar su Reino en ese momento, pero un Rey sin pueblo no puede gobernar; de ahí el cambio en el que Jesús ya da por abolida la Ley escrita, y estipula una nueva Ley, una Ley espiritual, El Amor.

En la segunda carta de Juan en el verso 6 podemos encontrar lo que el apóstol dice que quiere Jesús, que andemos según el mandamiento que Él nos dejó, que ese es el verdadero amor, y que eso se había dicho desde el principio, y lo reitera 2 veces que andemos en amor.

De esta manera el Rey que ellos esperaban no vino a liberarlos del yugo de los romanos, sino que vino fue a buscarlos, a salvarlos de todo lo que ellos hacían que no era agradable a Dios. Esperando que ellos llegasen a un arrepentimiento, que no llego nunca (solo unos cuantos israelitas creyeron en El Señor). 

De allí en adelante, ya no había que seguir con los sacrificios, ya no había que seguir con las fiestas, porque el Hijo del hombre había venido a morir por todos. El hijo de Dios vino a rescatarnos como a la oveja perdida, el Hijo de Dios vino a buscarnos como a la moneda, y cada vez que consigue a uno, hay gozo delante de los ángeles de Dios.


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