Parábola: la oveja perdida

Parábola: la oveja perdida



Dentro de las tantas parábolas que hay en la Biblia ésta es de las más predicadas o explicadas, luego de la parábola del hijo perdido o la del hijo prodigo. Tienes que saber que las parábolas no eran mitos ni historias ficticias que contaba Jesús, las parábolas eran historia reales, acontecimientos reales que sucedían, o que en algún determinado momento iban a suceder.

Pero para conocer qué quería decir el Hijo de Dios en la parábola de la oveja perdida, primero vayamos a ella; la puedes ubicar en el evangelio de Lucas 15:1-7 o en el evangelio de Mateo 18:11-14

En el evangelio de Lucas se nos narra la historia, cuando Jesús andaba predicando y muchos pecadores, entre ellos también habían publicanos, se llegaban hasta donde estaba el Maestro para escucharle. Pero a los judías, específicamente a los escribas y fariseos no le agrado esto, y lo criticaron.

Ellos decían que como era posible que Jesús que decía ser el Hijo de Dios permitiera que estas personas se le acercasen y hasta comiera con ellos.

Pero Jesús sabía de sus murmuraciones y les respondió con algo que ellos podían entender, pero que no iban a entender.

Les dijo que si hubiese un hombre que fuese pastor de ovejas y tuviere 100 en el campo, pero una de las ovejas se le escapara, este hombre seguramente dejara a las 99 ovejas e iba a buscar a la que se le había extraviado, hasta lograr conseguirla.

Y por supuesto que al conseguirla, la llevaría en sus brazos de regreso a donde están las otras, y haría una fiesta con sus conocidos, familiares y lo dijera a toda voz. Que había perdido una oveja de su rebaño pero que la había podido recuperar.

Y Jesús los remata cuando les dice que así como la historia que le había contado, de esa misma manera pasa en los cielos, cuando hay un hombre que se encontraba apartado o perdido y se recupera. Que en el cielo el gozo es mayo en ese caso que si hubiesen tenido a 99 personas que se consideraran justan y no necesitaban arrepentirse. Tal cual se sentían los israelitas.

Si vas al texto bíblico, en el versículo 1, puedes ver como Jesús aceptaba que se le acercaran aquellos que para muchos (Los Judíos) no tenían el derecho de poder andar ni escuchar al maestro. El hecho de ser pecadores, o ser publicanos (funcionarios que se encargaban cobrar el impuesto del Cesar); esto no era bien visto por parte de los Judíos.

Cuando Dios mando a su hijo al mundo, fue para reconciliar al hombre consigo mismo (con Dios). En la 2ª carta del apóstol Pablo a los Corintios 5:18-19 lo podemos ver:

Aquí el apostol Pablo nos dice que Dios, hizo que el hombre se pudiera reconciliarse, pero no el hombre con el hombre, sino el hombre con Dios. Pero que uso a Cristo, que el mismo Padre se encontraba en el Hijo para poder reconciliar al mundo consigo mismo.

Que para ello no iba a tomar en cuenta los pecados o lo que haya el hombre transgredido

Este es El mismo Dios que desterró a Adán, ese mismo es quien a través de su Hijo da la oportunidad de poder reconciliar al hombre con Él.

Pero es que los judíos sabían que esto iba a pasar, pues luego de la desobediencia de Adán y su posterior destierro del Edén, no había otra forma de poder volver a Dios, si no a través de Jesús. Y eso lo sabían los judíos porque ya en el antiguo testamento el mismo Ywhw se los había dicho a través del profeta Daniel. En el libro de Daniel 9:24.

Pero si los judíos tomaron esa palabra para ellos solamente, entonces ¿ellos eran prevaricadores? y ¿eran pecadores? Eso es algo que desconcertó mucho a todos los judíos (tanto a los maestros como a cada uno de los grupos en los cuales se había dividido Israel para ese momento.

Los Judíos se preguntaban ¿Por qué si lo que decía Daniel era con nosotros?, entonces ¿Por qué este que se dice el Mesías anda con los pecadores y publicanos? y que estos no eran parte del pueblo escogido por Dios.

Los judíos no llegaron a entender nunca que Dios había mandado a su Hijo para que su pueblo (Israel) entrase por la puerta angosta, pero Israel no iba a querer, y por eso Dios ya tenía un propósito para con el mundo.

Y ya Jesús se los había dicho a los judíos anteriormente, para qué él había venido al mundo, un verso muy conocido Juan 3:16-17, la misión que él traía:

Dios mandó a Jesús, debido a su gran amor para que todos pudiesen salvarse y pudieran tener la oportunidad de una vida eterna, pero solo a través de Jesús. 

Que Dios no había enviado a Jesús para que viniese a ser juez, a sentenciar a los pecadores, sino mas bien a que estos que pecaban (el mundo) pudiera salvarse.

La parábola de la oveja perdida o como otros la llaman la parábola de la oveja descarriada, nos relata de una forma muy sencilla como en forma de comparación, cuando la oveja se aparta de su pastor (se pierde o descarría del rebaño), así tal cual como el hombre se aparta de al lado de quien lo protege (de Dios); y Dios envió a ese pastor (a Jesús) para que buscase esa oveja y la trajera en sus hombros de regreso a donde debería haber estado, cerca de Dios, en comunión con Dios.

Pero si un judío era justo, entonces no tenía necesidad de un sanador, de un salvador, de un redentor, no tenía que ser salvado

Como los judíos (fariseos y escribas) se creían justos, entonces estos eran las 99 ovejas que relataba Jesús en la escritura, mientras que la oveja perdida eran los pecadores y publicanos.

Es una gran demostración de Amor de parte de Dios y de su Hijo, al enviar al que iba a morir como el cordero, para expiación de pecados, pero no solo de Israel, no solo de los judíos, sino del resto de los habitantes de la tierra.

Los judíos nunca entendieron que Jesús vino en un principio por ellos, y luego volteo su mirada a los gentiles, con lo cual, ya ellos no se podían salvar a través del sacrificio de un becerro para el perdón de pecado (expiación), sacrificio que el mismo Dios les había mandado hacer desde Moisés.

Ahora Israel para poder salvarse tendría que hacerlo a través del mismo que les hablaba en parábolas, solo a través del Hijo de Dios, el mismo que ellos rechazaron y que posteriormente hicieron matarle en la cruz.

Dios da, hoy en día, esta oportunidad cada día; cada día que la palabra de Dios es dada en cualquier esquina, esperando que esa oveja perdida reconozca la voz de su pastor y vuelva al rebaño, que vuelva a la santidad que tenia Adán, así pueda hablar con Dios, como lo hacía el primer hombre que habitó la tierra, Adán.

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